El SARS-Cov2, comúnmente conocido como "Covid-19", es un virus RNA positivo, encapsulado, no segmentado y perteneciente a la familia Coronaviridae. La enfermedad resultante de su infección, ha generado 272 millones de casos y la muerte de 5.3 millones de personas en todo el mundo.
Su estructura, consta de varias proteínas dentro de las que destaca la "proteína S", o "spike protein", una corona de espinas presentes en la cápsula externa del virus.
Esta proteína está compuesta de varias subunidades, la subunidad S1, y la subunidad S2.
La subunidad 1 se adhiere a receptores específicos presentes en el cuerpo humano: los receptores de la enzima convertidora de angiotensina (ECA2). Estos receptores se encuentran en la superficie de varias tejidos específicos del cuerpo humano, como aquellos presentes en arterias, pulmón, corazón, riñones e intestinos. Además, la subunidad 2 ayuda al virus a fusionarse con nuestras células.
Debido a que ya conocemos el mecanismo por el cual el virus SARS-CoV2 ingresa a nuestro organismo, se han iniciado múltiples investigaciones en las que se trata de descubrir formas en las que podemos prevenir que el virus nos infecte en primer lugar.
Una de estas investigaciones fue publicada el 10 de enero del año 2022 en el American Chemical Society and American Society of Pharmacognosy, en donde se logró evidenciar fenómenos bastante interesantes.
Utilizando procesos científicos de punta, lograron aislar la Subunidad 1 de la proteína en espina del SARS-CoV2 conservando su selectividad por el receptor de la enzima convertidora de angiotensina. Al hacerlo, removieron las partes innecesarias del virus y se concentraron solamente en la parte que se une a nuestro cuerpo para infectarlo: La subunidad 1 (S1).
Lo que hicieron después constituye grandes avances en la medicina cannábica: mediante espectrometría de masa para identificar ligandos específicos, utilizaron extractos de cáñamo y de ciertos cannabinoides específicos, para investigar e identificar los compuestos con mayor afinidad para unirse a la subunidad 1 de la proteína en espina del virus.
Se dieron cuenta, de que ciertas moléculas presentes muchas veces exclusivamente en la planta de cannabis, los fitocannabinoides, tienen la capacidad para unirse de forma notoria a la subunidad 1 de la proteína en espina del SARS-CoV2. Este efecto se vio más en el CBGa en mayor medida, CBDa y THCa, ya que muestran una unión aumentada a la zona alostérica en el caso del CBGa, y la zona ortostática en el caso del CBDa y THCa de la subunidad S1 de la proteína en espina. Estos fitocannabinoides están presentes en ciertos chemovars (strains) en mayor medida y por lo general se encuentran en la hierba cruda, sin calentar o quemar.
Luego de encontrar los fitocannabinoides más afines a las proteínas del virus, procedieron a investigar cual era su capacidad para disminuir la entrada del COVID-19 en células cultivadas generadas para investigación. Observaron que al agregarle extractos de estos fitocannabinoides aislados a células cultivadas con altas concentraciones del virus, su capacidad de infección y por ende de replicación, disminuyeron notablemente casi que por completo al unirse notablemente a las proteínas en espina del virus y no dejarlo unirse a nuestros receptores. Esto sucedió incluso en las variantes alpha y beta.
Los investigadores aún no saben cuáles son las concentraciones necesarias para lograr este efecto en el cuerpo humano, pero se cree que son perfectamente alcancables por medio del uso sublingual y oral. Estás moléculas fitocannabinoides en su forma ácida: CBDa, THCa, y CBGa, pueden ser encontradas al hacer infusiones (té) de cannabis crudo, comerlo, o al ingerir productos aislados de estos cannabinoides como aquellos generados en industrias desarrolladas.
Este tipo de evidencia científica nos muestra que la planta de cannabis es una farmacia en sí misma, que tiene secretos increíbles para preservar nuestro bienestar que aún no conocemos, y que puede ser la clave para batallar no sólo esta, sino también las futuras pandemias de salud.
